Cada 28 de mayo, se recuerda el trabajo y dedicación de Rosario Vera Peñaloza, que falleció en esa fecha, y se celebra el Día Nacional de los Jardines de Infantes y el Día de la Maestra Jardinera.
En el arcón de los recuerdos de la infancia, las sensaciones de contención, amor y seguridad están ligadas al trato dispensado por la primera maestra en el inicio de la etapa escolar. No es casual, entonces, la elección de Rosario Vera Peñaloza como la “Maestra de la Patria” si se tiene en cuenta su personalidad y trayectoria en la enseñanza y formación de las futuras generaciones.
Nacida en Atiles, un caserío cercano al pueblo de Malanzán en la provincia de La Rioja el 25 de diciembre de 1873, Vera Peñaloza dedicó su vida a la educación. Huérfana de padre y madre desde muy pequeña, cursó sus estudios primarios en la vecina provincia de San Juan.
ROSARIO VERA PEÑALOZA, SU LEGADO FLORECE EN LAS AULAS DE LA PATRIA
Pasados 10 años, Vera Peñaloza regresó para inscribirse en la escuela normal privada, debido a que la educación pública había desaparecido en su provincia natal.
A los 20 años, la joven obtuvo el título superior de enseñanza en Paraná, donde fue alumna de Sara Eccleston, pionera en la educación inicial en el país. En 1898, fundó el primer jardín de infantes en La Rioja, replicando idéntica tarea en las ciudades de Buenos Aires, Córdoba y Paraná.
Pueden mencionarse, como ilustración de su vasta carrera docente, las designaciones en los cargos de vicedirectora de la Escuela Normal de la Rioja y de la Escuela Provincial “Juan Bautista Alberdi”, en la provincia de Córdoba.
Más tarde ocupó los cargos de directora de la Escuela Normal N° 1 de la ciudad de Buenos Aires e inspectora de escuelas municipales.
El gobernador de la provincia de La Rioja, Joaquin Víctor González, fue inspirador de la tarea docente de Vera Peñaloza. Sus cursos, seminarios y charlas pedagógicas a lo largo del territorio nacional llevan la impronta del político, jurista y filósofo oriundo de su provincia natal.
Entre sus logros se destacan la creación del Museo Argentino ubicado en el Instituto Félix F Bernasconi, donde Peñaloza trabajó por varios años. En este espacio se gestaron las ideas y propuestas para mejorar la calidad educativa del país con una perspectiva federal, haciendo hincapié en las potencialidades y necesidades locales y regionales.
Vera Peñaloza vivió sus últimos años en la ciudad de Buenos Aires; no obstante antes de su muerte, se trasladó a La Rioja para reencontrarse con familiares y amigos. Vera Peñaloza murió por un cáncer uterino el 28 de mayo de 1950, a los 77 años. Luego de su deceso fueron innumerables los actos de reconocimiento a su labor, e incluso una gran cantidad de escuelas y calles llevan su nombre.
Sobre su vida y obra se han escrito artículos, libros e investigaciones. Incluso Félix Luna le dedicó un poema, que inspiró al músico Ariel Ramírez a componer una hermosa zamba en su honor que recorre el mundo.
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