Si les parece ridículo un piojo viajando al espacio en una tapa de gaseosa o que a una chica, llamada Cinthia Scoch, le salgan ramas en la cabeza cuando come una mandarina, ni se imaginan a los otros personajes que protagonizan estos cuentos bien titulados "ridículos".
¿De qué otra manera se puede llamar a tanto disparate?
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